Esta imagen recurrente en las redes sociales reclamando una educación adaptada a cada educando, para evaluarlo según sus capacidades, me llamó la atención por lo que propone. A primera vista, no podría sino estar de acuerdo. Sin embargo, esta forma de pensar tiene una severa trampa: la adaptación es una parte fundamental en la supervivencia de las especies y la nuestra no es la excepción. Pretender adaptar todo a cada alumno no sólo es impracticable en el sistema educativo formal (requeriría un docente cada dos o tres alumnos) sino que acentúa aún más las diferencias y las especialidades. Es lo que se viene haciendo, de hecho, desde la formación académica universitaria donde uno puede ser un experto en algo muy específico y un nabo total en la vida. Hoy estamos llamados a integrar varias áreas, se habla de de trabajar interdisciplinariamente, pero como siempre desde las palabras, no desde la sabiduría. La sabiduría requiere investigación, estudio, mucho trabajo, pero también
¿Por qué animarse a ser diferente? ¿Por qué no quedarnos en la comodidad de lo que hacen todos? ¿Para qué correr el riesgo? Este es un blog muy particular para mí, porque me llevó a forzar la publicación de cuestiones muy profundas y muy mías, pero que a su vez también lo son para los demás. ¿Contradicción? Para nada, simple paradoja de la vida.