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La importancia del control

Hoy encontré esta foto en un post de la famosa red social:
 

y entre los comentarios, había uno con una respuesta, que reproduzco a continuación:

Puesto en contexto, reproduzco aquí mi comentario:

No creo que sea un comentario sin sentimiento, quizás duela la cachetada que da, pero tiene toda la razón. Este niño no salió de un buzón sino de un padre y una madre que, si están en argentina, en la práctica pueden hacer lo que quieran con él. Nuestro hermoso país sufre tanto de excesos fascistas como de excesos liberales, este tipo de exceso pertenece a estos últimos. Hay un enorme vacío con respecto a la paternidad, una enorme confianza en lo que los padres van a hacer con sus hijos (lo cual está bien como expresión de deseos pero no como ley, como obligación a cumplir) y el resultado está a la vista. Es mucho peor, ya que no se trata de padres indigentes que no deberían tener más hijos, se trata de personas de cualquier clase social que se encuentran incapacitadas para ser padre/madre. Soy un convencido que la paternidad/maternidad es la actividad más importante que podemos desarrollar como personas, pues se trata de criar y formar a las próximas generaciones (es falso el rol que se le asocia a la escuela, la base educativa se brinda desde los roles paterno/materno) y hoy, al igual que los cargos políticos, está en manos de cualquiera. Es un hermoso principio que todos tengamos la posibilidad de dedicarnos a la política o ser padres, pero en la práctica tendríamos que asegurarnos que quienes lo hagan estén capacitados para hacerlo. Si queremos una sociedad mejor necesitamos poner lo mejor en las áreas claves y la única manera es a través de la exigencia, como todo en la vida. Si no voy a ser capaz de criar a otra persona pues no debería hacerlo, esa es la falta de conciencia de muchas personas que generan a la larga más y más problemas evitables. Por otro lado, cuando el niño nació y todo esto perdió el sentido, debería haber una exigencia sobre cómo llevar adelante esa paternidad/maternidad para asegurar mínimamente la crianza del mismo. Pero este es el país del des-control, a nadie le gusta que le vengan a decir cómo tiene que hacer las cosas (tema para psicólogos que excede al referido) y creemos equivocadamente que todos vamos a hacer las cosas bien. Grueso error que estamos pagando muy caro. Yo creo que el Estado sí tiene que meterse MÍNIMAMENTE en nuestras vidas y controlar cuestiones claves: la nutrición, salud física (no simplemente las vacunas) y psíquica DESDE CHICOS. Controlar en el sentido del control o chequeo médico, no para imponer sino para que seamos conscientes de lo que estamos haciendo con esa otra vida (y con la propia). Como docente es la única manera de saber dónde estoy parado con respecto a mis alumnos, es imposible acordarme de todo, por lo cual este seguimiento se vuelve imprescindible. Los mismos chicos se desengañan de ideas equivocadas que tenían respecto a cómo venían desenvolviéndose en las clases, ¡imagínense extendido a la vida cotidiana! Sería la base de la prevención de un montón de problemas, enfermedades, adicciones e incluso fatalidades.
Ahora bien, si yo quiero ser libre, debería aprender a independizarme del control externo y llevarlo adelante por mí mismo, es decir, el autocontrol, la autodisciplina. Quienes logramos desarrollar estas capacidades nos damos cuenta que estos controles que propongo no son tan imprescindibles ya que los llevamos por nuestra cuenta, es parte de la toma de consciencia acerca de nosotros mismos. Pero mientras tanto seamos tan pocos, como de hecho lo somos, el control externo continua siendo necesario. Hoy lo es y debería implementarse cuanto antes, como parte de una planificación a muy largo plazo en la cual, muy paulatinamente y de acuerdo al progreso en la toma de consciencia por parte de la población, se iría flexibilizando para adaptarse a la realidad de ese momento.

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