Hay un planteo desde varios canales de jóvenes militantes en partidos del FITU que relizan varios aportes: Periodismo de izquierda con respecto a la teoría de los campos; Prendé la mecha con la disyuntiva de ser militante o ser funcionaria. También Myriam Bregman, Gabriel Solano o Alejandro Bodart expresaron su visión acerca del impacto social que causa el contraste entre el ajuste junto a las coimas y el robo en Discapacidad, entre varios otros.
Es un tema muy interesante, hay debates necesarios para darnos que nos permiten mejorar, por eso lo primero que les digo es felicitaciones por esta iniciativa de salir de las típicas bajadas de línea y plantear temas para reflexionar.
No hay futuro en el seguidismo como tampoco en el sectarismo, y en la práctica no siempre es tan fácil como lo pintan dirigentes veteranos como Altamira, quien tiene muchísima experiencia pero que falla en asignarle al FITU un rol de seguidismo al peronismo que no existe. Simplemente por formar una comisión en diputados, es ridícula su postura. Cuando las diferencias entre la complicidad e inacción del peronismo por un lado y la delimitación o la participación en cada frente de lucha por todos los referentes del FITU es evidente.
Da mucha bronca ese sectarismo estéril que termina dividiendo e impidiendo el surgimiento de una alternativa de clase trabajadora.
Lo que Altamira no va a reconocer nunca es su bronca en la interna del PO, muy entendible.
Pero emprender contra todo el FITU cuando los vemos luchar a la par de los jubilados, los familiares que sufren el afano en discapacidad, en la lucha del Hospital Garraham, en cada lucha obrera y en la defensa del pueblo palestino frente al genocidio sionista es más que desproporcionado, roza la mala intención y no se corresponde con una actitud crítica revolucionaria.
Que presente un debate en el propio FITU que él mismo creó. Hoy leía una crítica dirigida a Bregman comparándola con Zamora allá por 2002, cuando podría haber sido el referente luego del Argentinazo de 2001. Creo que Altamira no escapa a la misma crítica, de hecho lo más osado de las últimas décadas fue recurrir al voto lástima para evitar la proscripción con las PASO.
Lo de la creación del FIT era un anhelo de muchos trabajadores que creemos necesario unificar las luchas y contar también con un instrumento de propaganda a partir de lograr acceder a diputados. Entonces no puede desentenderse y declarar que (ahora que justo no está él, demasiada casualidad, "el FITU es mala palabra" (SIC).
Fui militante del PO y no comprendí (como me gustaría) lo sucedido, pero luego de escucharlo decir esa barbaridad me quedó claro que no coincido con su sectarismo (aclaro que lo sigo escuchando con atención porque en otros aspectos aporta con su visión).
  Podemos (y debemos) ser críticos del aparateo político que aleja a los trabajadores de los distintos frentes de lucha, o de la voluntad de Myriam para buscar seducir a las trabajadoras que suelen inclinarse por el peronismo (algo que contrariamente aplaudo porque es nuestra meta, mostrarles a las y los compañerxs que somos la alternativa a construir) o las diferentes visiones frente a la guerra en Ucrania, por nombrar algunas discrepancias, pero siempre en torno al debate constructivo, que no por faltos de debate nos critican sino por este sectarismo que encima impide conformar una propuesta, es decir, un programa común como salida a esta debacle actual.
Fuente: Periodismo de izquierda
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