Cuando un año exactamente atrás comencé a escribir este blog lo hice desde una profunda convicción, arraigada en las entrañas de mi ser, clamando a viva voz por un cambio.
Las convencionalidades sociales muchas veces logran boicotear nuestros más genuinos intentos por dar ese paso hacia una mejora de nuestra vida. Sin embargo, puedo decir con una pizca de orgullo que mi vida se vió colmada de cambios muy beneficiosos y aún más auspiciosos para lo que vendrá.
La ruptura con la modalidad temporal contemporánea de la instantaneidad fue difícil, tras un arduo trabajo especialmente desde lo mental. Esta sería una de las conclusiones más importantes de este año cumplido:
Los mitos y costumbres conservan nuestra cultura pero también nos aferran a prácticas destructivas socialmente aceptadas.
En estos últimos meses he comprobado en persona hasta que punto las creencias arraigadas, los hábitos de consumo y las costumbres que estos generaron, junto a los mitos nunca verificados y aceptados por la simple imposición del stato-quo (hoy ampliamente dominado por los líderes del mercado incluso por sobre ideologías, creencias o religiones) pueden deformar nuestra vida cotidiana en sus aspectos más importantes, especialmente con la salud.
La dominación del mercado sobre un aspecto tan importante para las personas (de hecho, muchos lo creemos el más importante) dejó y sigue dejando secuelas irreversibles y mediante un mecanismo que ni el más pérfido podría ingeniar. Concretamente, la invasión de la lógica capitalista en el ámbito de la salud y la ciencia trajo aparejado una degeneración tan importante en ellas que hoy en día se han tornado irreconocibles. Científicos y doctores regidos mediante las leyes del mercado se alejan de los principios más importantes que dan sentido a su actividad, deformándola y transformándola en otra herramienta más de dominación.
Después de todo ¿Quién puede pasarse la vida sin prestarle atención a su salud? Cuando padecemos alguna enfermedad o sufrimos algún impedimento grave tomamos real conciencia de la importancia de la salud en nuestra vida. Así, en un estado grave, nos vemos obligados a aceptar las reglas impuestas por el mercado para lograr recuperar la salud (o al menos en parte) consumiendo diferentes tipos de drogas o de costosas operaciones para lograr "el milagro".
Mientras que por un lado la industria farmacéutica se llena los bolsillos con la cada vez mayor cifra de gastos en fármacos de la población, impulsados por los mismos laboratorios quienes, a través de visitadores médicos, congresos, publicidades, beneficios, cooptan a los médicos para que los receten y a su vez no hagan nada para realmente solucionar los problemas de fondo. No puedo dejar de mencionar a las medicinas prepagas, obras sociales y demás empresas dedicadas supuestamente a "facilitarnos" la tarea (como se ve, también son cómplices en este sistema esquilma-pacientes).
Para asegurar aún más la "clientela", la clave está en mantener al grueso de la población sujeta a innumerables enfermedades y diferentes padecimientos de salud, especialmente los de carácter crónico. Un paciente con una enfermedad crónica regulada mediante drogas es el mejor negocio para los laboratorio, un cliente cautivo.
Pero para llegar a este nivel es necesario realizar grandes desórdenes en las áreas de influencia claves para la salud. Todos sabemos y hablamos sobre los efectos del stress en el organismo y aún así son muy pocos quienes actúan para evitarlo, la mayoría que lo hace de hecho padece antes un episodio muy severo que lo "obliga" al cambio. La clásica "soga al cuello", una actitud que aplicada en materia de salud es muy cercana a la conducta suicida.
Aún más, existe un área que es de las más difíciles de tocar, descubrí que en muchos incluso por sobre la sexualidad, tornándose en una especie de tabú impensado en otras épocas: la alimentación.
Hasta hace poco más de cien años, nadie en su sano juicio hubiera negado insistente y tercamente (como varios lo hacen ahora) que la alimentación está directamente relacionada con la salud. Sin embargo, con el avance del capitalismo a través de la industria de la alimentación y de la mano de la cooptación de científicos como respaldo verídico de sus disparatadas afirmaciones, consiguió torcer el rumbo del planeta en ese ámbito hacia el consumo masivo de alimentos procesados y productos de origen animal, especialmente lácteos y carnes. Esto no sólo disparó una escalada de sobreexplotación animal sino también de la naturaleza toda, al devastar áreas vírgenes enteras (aún al día de hoy) para destinarlas a tierras para cría de ganado, a la par que incluyó una variedad de productos refinados que concentran al extremo ciertos macronutrientes considerados "esenciales": proteínas, carbohidratos y lípidos.
Con este cuentito del USDA (Departamento de Agricultura de EE.UU.) sin ningún sustento empírico verificado científicamente nos inundaron de productos lácteos y comida rápida a base de carnes y frituras. El resultado está a la vista: enfermedades coronarias, una extensa variedad de cánceres, diabetes, osteoporosis y una obesidad mórbida que terminó finalmente siendo reconocida como enfermedad crónica.
La realidad sobre nutrición humana es bien diferente: la mayor y más creíble investigación científica realizada hasta el momento sobre nutrición y salud (conocida mundialmente como El estudio sobre China difundida por el doctor Thomas Campbell) demostró contundentemente la estrechísima relación entre lo que comemos y lo saludable que estamos, e incluso precisó que una dieta que incluye carnes, lácteos y alimentos procesados son la verdadera causa de las enfermedades que más muertes cobran en el mundo Occidental. Argentina, tradicionalmente país ganadero y de gran raigambre láctea, se encuentra no por casualidad en el tristemente célebre grupo de los países con mayor proporción de muertes por enfermedades coronarias y cáncer, pese a los avances realizados en el área. El compañero del doctor Favaloro en Cleveland, Caldwin Esselstyn Jr. demostró que la técnica de by-pass puede evitar la muerte puntualmente, pero no previene nuevos episodios. Idéntica suerte con la supuesta vacuna para el cáncer.
Por otro lado, tanto el doctor Esselstyn con sus pacientes como la investigación china demostraron que una dieta a base de plantas (frutas, verduras, cereales y legumbres) no sólo puede ayudar a tratar estas enfermedades sino incluso revertirlas.
En mi humilde experiencia puedo decir que ya no sé lo que es padecer una enfermedad en lo que llevo de vegetariano, incluso con más de un año de consumo de huevos y lácteos. Específicamente, un estudio indio refrendado por el propio Campbell demostró que la caseína (95% de la proteína de la leche) incide directamente sobre la aflatoxina para generar tumores cancerosos a partir de un consumo de lácteos superior al 5% diario. Recordemos que las pruebas a sustancias potencialmente cancerígenas se realizan con dosis 4 veces superiores a las de uso normal. En este caso, la amplia mayoría de quienes consumen lácteos superan largamente la cifra indicada, constituyendo a los lácteos en uno de los más potentes agentes carcinógenos.
Sabido esto, la primera reacción (precisada estupendamente por la psicología) es la de negación, llegando incluso al (vano) intento de descalificación. No sólo esto ha sido comprobado científicamente, ha sido aplicado exitosamente en innumerables pacientes con diagnóticos fatales, quienes aún siguen vivos y activos. Obviamente el avanzado grado de una enfermedad puede llegar a superar el grado de recuperación del organismo, pero ¿por qué tenemos que llegar a esa instancia?
Precisamente mi mayor logro es haber aplicado los cambios antes de cualquier tipo de padecimiento, y esto lo logré gracias a la verdadera y profunda compresión de la importancia de la salud en mi vida, incluso por sobre las convenciones sociales. Nadie debería dejar en otro su decisión sobre la salud y, por ello, nadie debería dejar que le obliguen a nutrirse mal.
Me hubiera gustado saber esto al principio, evitar discusiones estériles sobre la visión de cada uno respecto al resto de las especies y focalizarme en mi salud y es por ello que cumplo en difundir todo lo que encontré investigando. Poseo muchísimo material para quien le interese, en especial para llevar a la práctica una dieta vegetariana, así que sólo tienen que pedirlo y lo obtienen, así de simple. Como adepto al Software Libre y a la libertad de conocimiento, creo firmemente en la importancia de la difusión y la concientización sobre estos temas, especialmente porque en este caso está en juego nada menos que nuestra vida. Así que solamente pido que difundan todo lo que puedan sobre el tema para lograr finalmente instalarlo en la opinión pública y debatir qué salud y qué mundo queremos dejarle a las generaciones venideras.
Las convencionalidades sociales muchas veces logran boicotear nuestros más genuinos intentos por dar ese paso hacia una mejora de nuestra vida. Sin embargo, puedo decir con una pizca de orgullo que mi vida se vió colmada de cambios muy beneficiosos y aún más auspiciosos para lo que vendrá.
La ruptura con la modalidad temporal contemporánea de la instantaneidad fue difícil, tras un arduo trabajo especialmente desde lo mental. Esta sería una de las conclusiones más importantes de este año cumplido:
Los mitos y costumbres conservan nuestra cultura pero también nos aferran a prácticas destructivas socialmente aceptadas.
En estos últimos meses he comprobado en persona hasta que punto las creencias arraigadas, los hábitos de consumo y las costumbres que estos generaron, junto a los mitos nunca verificados y aceptados por la simple imposición del stato-quo (hoy ampliamente dominado por los líderes del mercado incluso por sobre ideologías, creencias o religiones) pueden deformar nuestra vida cotidiana en sus aspectos más importantes, especialmente con la salud.
La dominación del mercado sobre un aspecto tan importante para las personas (de hecho, muchos lo creemos el más importante) dejó y sigue dejando secuelas irreversibles y mediante un mecanismo que ni el más pérfido podría ingeniar. Concretamente, la invasión de la lógica capitalista en el ámbito de la salud y la ciencia trajo aparejado una degeneración tan importante en ellas que hoy en día se han tornado irreconocibles. Científicos y doctores regidos mediante las leyes del mercado se alejan de los principios más importantes que dan sentido a su actividad, deformándola y transformándola en otra herramienta más de dominación.
Después de todo ¿Quién puede pasarse la vida sin prestarle atención a su salud? Cuando padecemos alguna enfermedad o sufrimos algún impedimento grave tomamos real conciencia de la importancia de la salud en nuestra vida. Así, en un estado grave, nos vemos obligados a aceptar las reglas impuestas por el mercado para lograr recuperar la salud (o al menos en parte) consumiendo diferentes tipos de drogas o de costosas operaciones para lograr "el milagro".
Mientras que por un lado la industria farmacéutica se llena los bolsillos con la cada vez mayor cifra de gastos en fármacos de la población, impulsados por los mismos laboratorios quienes, a través de visitadores médicos, congresos, publicidades, beneficios, cooptan a los médicos para que los receten y a su vez no hagan nada para realmente solucionar los problemas de fondo. No puedo dejar de mencionar a las medicinas prepagas, obras sociales y demás empresas dedicadas supuestamente a "facilitarnos" la tarea (como se ve, también son cómplices en este sistema esquilma-pacientes).
Para asegurar aún más la "clientela", la clave está en mantener al grueso de la población sujeta a innumerables enfermedades y diferentes padecimientos de salud, especialmente los de carácter crónico. Un paciente con una enfermedad crónica regulada mediante drogas es el mejor negocio para los laboratorio, un cliente cautivo.
Pero para llegar a este nivel es necesario realizar grandes desórdenes en las áreas de influencia claves para la salud. Todos sabemos y hablamos sobre los efectos del stress en el organismo y aún así son muy pocos quienes actúan para evitarlo, la mayoría que lo hace de hecho padece antes un episodio muy severo que lo "obliga" al cambio. La clásica "soga al cuello", una actitud que aplicada en materia de salud es muy cercana a la conducta suicida.
Aún más, existe un área que es de las más difíciles de tocar, descubrí que en muchos incluso por sobre la sexualidad, tornándose en una especie de tabú impensado en otras épocas: la alimentación.
Hasta hace poco más de cien años, nadie en su sano juicio hubiera negado insistente y tercamente (como varios lo hacen ahora) que la alimentación está directamente relacionada con la salud. Sin embargo, con el avance del capitalismo a través de la industria de la alimentación y de la mano de la cooptación de científicos como respaldo verídico de sus disparatadas afirmaciones, consiguió torcer el rumbo del planeta en ese ámbito hacia el consumo masivo de alimentos procesados y productos de origen animal, especialmente lácteos y carnes. Esto no sólo disparó una escalada de sobreexplotación animal sino también de la naturaleza toda, al devastar áreas vírgenes enteras (aún al día de hoy) para destinarlas a tierras para cría de ganado, a la par que incluyó una variedad de productos refinados que concentran al extremo ciertos macronutrientes considerados "esenciales": proteínas, carbohidratos y lípidos.
Con este cuentito del USDA (Departamento de Agricultura de EE.UU.) sin ningún sustento empírico verificado científicamente nos inundaron de productos lácteos y comida rápida a base de carnes y frituras. El resultado está a la vista: enfermedades coronarias, una extensa variedad de cánceres, diabetes, osteoporosis y una obesidad mórbida que terminó finalmente siendo reconocida como enfermedad crónica.
La realidad sobre nutrición humana es bien diferente: la mayor y más creíble investigación científica realizada hasta el momento sobre nutrición y salud (conocida mundialmente como El estudio sobre China difundida por el doctor Thomas Campbell) demostró contundentemente la estrechísima relación entre lo que comemos y lo saludable que estamos, e incluso precisó que una dieta que incluye carnes, lácteos y alimentos procesados son la verdadera causa de las enfermedades que más muertes cobran en el mundo Occidental. Argentina, tradicionalmente país ganadero y de gran raigambre láctea, se encuentra no por casualidad en el tristemente célebre grupo de los países con mayor proporción de muertes por enfermedades coronarias y cáncer, pese a los avances realizados en el área. El compañero del doctor Favaloro en Cleveland, Caldwin Esselstyn Jr. demostró que la técnica de by-pass puede evitar la muerte puntualmente, pero no previene nuevos episodios. Idéntica suerte con la supuesta vacuna para el cáncer.
Por otro lado, tanto el doctor Esselstyn con sus pacientes como la investigación china demostraron que una dieta a base de plantas (frutas, verduras, cereales y legumbres) no sólo puede ayudar a tratar estas enfermedades sino incluso revertirlas.
En mi humilde experiencia puedo decir que ya no sé lo que es padecer una enfermedad en lo que llevo de vegetariano, incluso con más de un año de consumo de huevos y lácteos. Específicamente, un estudio indio refrendado por el propio Campbell demostró que la caseína (95% de la proteína de la leche) incide directamente sobre la aflatoxina para generar tumores cancerosos a partir de un consumo de lácteos superior al 5% diario. Recordemos que las pruebas a sustancias potencialmente cancerígenas se realizan con dosis 4 veces superiores a las de uso normal. En este caso, la amplia mayoría de quienes consumen lácteos superan largamente la cifra indicada, constituyendo a los lácteos en uno de los más potentes agentes carcinógenos.
Sabido esto, la primera reacción (precisada estupendamente por la psicología) es la de negación, llegando incluso al (vano) intento de descalificación. No sólo esto ha sido comprobado científicamente, ha sido aplicado exitosamente en innumerables pacientes con diagnóticos fatales, quienes aún siguen vivos y activos. Obviamente el avanzado grado de una enfermedad puede llegar a superar el grado de recuperación del organismo, pero ¿por qué tenemos que llegar a esa instancia?
Precisamente mi mayor logro es haber aplicado los cambios antes de cualquier tipo de padecimiento, y esto lo logré gracias a la verdadera y profunda compresión de la importancia de la salud en mi vida, incluso por sobre las convenciones sociales. Nadie debería dejar en otro su decisión sobre la salud y, por ello, nadie debería dejar que le obliguen a nutrirse mal.
Me hubiera gustado saber esto al principio, evitar discusiones estériles sobre la visión de cada uno respecto al resto de las especies y focalizarme en mi salud y es por ello que cumplo en difundir todo lo que encontré investigando. Poseo muchísimo material para quien le interese, en especial para llevar a la práctica una dieta vegetariana, así que sólo tienen que pedirlo y lo obtienen, así de simple. Como adepto al Software Libre y a la libertad de conocimiento, creo firmemente en la importancia de la difusión y la concientización sobre estos temas, especialmente porque en este caso está en juego nada menos que nuestra vida. Así que solamente pido que difundan todo lo que puedan sobre el tema para lograr finalmente instalarlo en la opinión pública y debatir qué salud y qué mundo queremos dejarle a las generaciones venideras.
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