Acabo de ver una inolvidable e histórica entrevista realizada a Stephen Hawkings, Arthur C. Clarke y Carl Sagan, la cual recomiendo ver https://www.youtube.com/watch?v=r8q4Hun7FMA
Lo que sigue es mi respuesta a varios comentarios realizados acerca de uno de los temas tratados.
El problema que subsiste claramente no es la existencia de dios sino cómo llegamos a este punto, hacia dónde vamos y por qué. Pero a la fecha de hoy yo diría que la atención (afortunadamente) se desvió hacia nosotros mismos y lo que hacemos con nuestro mundo. Si prestamos especial atención a lo dicho por todos los grandes que trataron el tema (acá faltan muchos más, Isaac Asimov por ejemplo) esta es precisamente la actitud que se pretende debimos tener siempre gracias a la ciencia: la humildad a partir de la consciencia de nuestra infinita pequeñez dentro del universo. Aunque parezca increíble, las culturas ancestrales estaban mucho más cerca de responder a estas preguntas aún sin utilizar el portentoso método científico. Basta considerar el ejemplo del taoísmo o del budismo y su propuesta -supuestamente metafísica y mítica según la típica visión occidental- de "volvernos uno con el universo" habla de la consciencia sobre otro tipo de conexión con el resto del mundo de las que estamos acostumbrados.
En lo personal, creo que se llegará a comprobar que nosotros mismos nos expulsamos del paraíso que constituye este maravilloso mundo interconectado con el resto de la existencia al virtualmente desconectarnos de él para poderlo dominar. O sea, al cambiar nuestra relación con el mundo comenzamos a extraviarnos y durante ese extravío hemos sido autores de extremas calamidades contra él y entre nosotros mismos. Nos pasamos miles de años buscando las respuestas "allá afuera" pero sin embargo las respuestas también están dentro de nosotros mismos. Es en ese viaje interior tan necesario donde encontraremos las respuestas tan anheladas, o mejor dicho, donde el reencuentro las tornará innecesarias.
Lo que sigue es mi respuesta a varios comentarios realizados acerca de uno de los temas tratados.
El problema que subsiste claramente no es la existencia de dios sino cómo llegamos a este punto, hacia dónde vamos y por qué. Pero a la fecha de hoy yo diría que la atención (afortunadamente) se desvió hacia nosotros mismos y lo que hacemos con nuestro mundo. Si prestamos especial atención a lo dicho por todos los grandes que trataron el tema (acá faltan muchos más, Isaac Asimov por ejemplo) esta es precisamente la actitud que se pretende debimos tener siempre gracias a la ciencia: la humildad a partir de la consciencia de nuestra infinita pequeñez dentro del universo. Aunque parezca increíble, las culturas ancestrales estaban mucho más cerca de responder a estas preguntas aún sin utilizar el portentoso método científico. Basta considerar el ejemplo del taoísmo o del budismo y su propuesta -supuestamente metafísica y mítica según la típica visión occidental- de "volvernos uno con el universo" habla de la consciencia sobre otro tipo de conexión con el resto del mundo de las que estamos acostumbrados.
En lo personal, creo que se llegará a comprobar que nosotros mismos nos expulsamos del paraíso que constituye este maravilloso mundo interconectado con el resto de la existencia al virtualmente desconectarnos de él para poderlo dominar. O sea, al cambiar nuestra relación con el mundo comenzamos a extraviarnos y durante ese extravío hemos sido autores de extremas calamidades contra él y entre nosotros mismos. Nos pasamos miles de años buscando las respuestas "allá afuera" pero sin embargo las respuestas también están dentro de nosotros mismos. Es en ese viaje interior tan necesario donde encontraremos las respuestas tan anheladas, o mejor dicho, donde el reencuentro las tornará innecesarias.
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